Fuente: COARTADA TV
Villahermosa, Tabasco.- Tabasco está de luto. Hoy, el pueblo de Ayapa, en Jalpa de Méndez, despide con profunda tristeza al señor Isidro Velázquez Méndez, el último hablante originario del Zoque Ayapaneco. Con su partida, no solo se apaga una vida, sino que también se cierra un capítulo único en la historia cultural de nuestra región.
El Zoque Ayapaneco, una lengua con raíces que se entrelazan con la antigua cultura olmeca, pierde hoy su última voz legítima. Don Isidro, con su sabiduría y compromiso, fue un guardián incansable de esta lengua. Durante su vida, participó en investigaciones ñpara documentar y compartir el Zoque Ayapaneco, siendo un puente entre el pasado y el presente, y recordándonos la importancia de nuestras raíces.
Sin embargo, su fallecimiento deja un vacío irreparable en la riqueza cultural de Tabasco. Esta pérdida no solo nos invita a reflexionar sobre el abandono y el olvido que enfrentan nuestras lenguas indígenas, sino también nos reta a asumir la responsabilidad de preservar lo que aún queda.
El legado de don Isidro trasciende su tiempo. Su historia nos recuerda la fragilidad de nuestras identidades indígenas, constantemente amenazadas por la modernidad y la falta de interés colectivo. En un estado como Tabasco, donde convergen diversas culturas y tradiciones, la desaparición de una lengua como el Zoque Ayapaneco es un llamado urgente a la acción.
Hoy más que nunca, es esencial trabajar en la promoción y preservación de nuestras lenguas originarias, no solo como herramientas de comunicación, sino como portadoras de historia, cosmovisión y resistencia cultural. La enseñanza en las escuelas, el apoyo a los hablantes actuales y el impulso a proyectos de revitalización son pasos necesarios para evitar que más lenguas sigan el mismo destino.
El señor Isidro Velázquez Méndez deja un legado que trasciende generaciones: la importancia de defender nuestra identidad y nuestras raíces. Que su ejemplo inspire a los tabasqueños a valorar y proteger las lenguas indígenas que aún laten en nuestro estado.
Hoy despedimos al último guardián del Zoque Ayapaneco, pero su voz seguirá resonando en cada esfuerzo por mantener viva nuestra riqueza cultural. Que su memoria sea un recordatorio permanente de que la pérdida de una lengua es la pérdida de una parte de nosotros mismos.